El optimismo parece ser la nueva moneda de cambio en la Casa Blanca estos días, especialmente cuando se trata de la economía estadounidense. Mientras los indicadores económicos cambian de color más que un camaleón en una discoteca, la Biden , Lael Brainard, está pintando un panorama bastante optimista. Según Brainard, la pista de aterrizaje de la economía estadounidense para un aterrizaje suave aparentemente se ha extendido como una alfombra roja en un estreno en Hollywood.
Indicadores económicos: Lectura de las hojas de té
Así que entiende esto. Brainard ha estado ocupado descifrando jeroglíficos económicos. Ella es toda sonrisas acerca de la inflación, que, según ella, está en un camino cuesta abajo. Esta caída de la inflación es como una brisa fresca en un sofocante día de verano para la administración Biden, especialmente ahora que el viejo Joe contempla la reelección el próximo año. Pero no olvidemos que los pronósticos económicos son más volubles que un gato en una exposición canina.
La fortaleza de la economía, según Brainard, no es sólo un momento pasajero. Tiene piernas y se espera que avance condentel próximo año. Este optimismo se produce en un contexto en el que los votantes juegan al tira y afloja entre las políticas económicas de Biden y Trump. Una encuesta de Reuters/Ipsos muestra un campo dividido, con un 45% a favor del enfoque de Trump y un 33% a favor de Biden. El resto está tan indeciso como una ardilla cruzando la calle.
En el frente político, la brigada Biden tiene la misión de desinflar los costos. Están contemplando un aterrizaje suave para la economía: piensen en aterrizar sobre un malvavisco gigante en lugar de sobre una losa de concreto. La idea es desacelerar la economía lo suficiente como para mantener la inflación bajo control sin caerdenten una recesión.
El factor inmigración y el ajedrez político
La trama se complica cuando agregamos la inmigración a este guiso económico. Brainard atribuye parte del repunte de la fuerza laboral estadounidense a la inmigración, agregando más trabajadores a la mezcla. Es como agregar un jugador extra a tu equipo de baloncesto a mitad del juego: de repente, tienes más manos a la obra. Pero no pasemos por alto el juego de ajedrez político que se juega aquí. Los republicanos están causando preocupación por la situación fronteriza de Estados Unidos, vinculándola con la financiación para Ucrania. Es como intentar resolver un cubo de Rubik mientras andas en monociclo.
En este circo político, la administración Biden está considerando nuevas restricciones a los solicitantes de asilo y un proceso de deportación ampliado. Este movimiento es como intentar hacer malabarismos con antorchas encendidas mientras se camina sobre la cuerda floja. Esperan que este acto de equilibrio garantice la ayuda que tanto necesita Ucrania.
Mientras tanto, la inflación sigue siendo más alta que una cometa en un día ventoso, a pesar de haberse enfriado desde su máximo de junio de 2022. El manual económico de Trump, que incluye menores impuestos sobre la renta y menos trámites burocráticos para los productores de energía, sigue siendo parte de la conversación. Pero Brainard se mantiene firme y elogia el enfoque de Biden en desenredar los nudos de la cadena de suministro, desde los semiconductores hasta el transporte marítimo.
Mientras navegamos por estas aguas económicas, la Casa Blanca sigue siendo un faro de optimismo. Con Brainard al mando económico, el rumbo de la economía estadounidense se encamina hacia lo que creen que serán mares más tranquilos. Si este optimismo se sostiene en el océano agitado de la economía global es una historia que aún está por revelarse. Por ahora, la confianza de la Casa Blanca en la economía estadounidense es tan firme como un faro en una costa rocosa.
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