La IA generativa, aclamada por su potencial en diversos campos, ahora enfrenta un lado más oscuro al convertirse en un arma para la propaganda extremista. En el actual conflicto entre Israel y Hamás, el gobierno israelí está utilizando inteligencia artificial generativa para difundir información engañosa, mientras que los partidarios de Hamás en todo el mundo emplean contenido cargado de emociones para influir en la opinión pública. Las implicaciones de este mal uso tecnológico se desarrollan en una narrativa compleja donde la verdad se vuelve esquiva.
El conflicto entre Israel y Hamás, que se desarrolla desde el 7 de octubre, ha visto casos limitados y en su mayoría poco convincentes de contenido falso relacionado con la guerra. A pesar de esto, la mera presencia de estos materiales falsos, impulsados por herramientas de inteligencia artificial y deepfakes, ha generado dudas entre el público sobre la autenticidad de las pruebas genuinas. Los defensores de la desinformación predijeron que la tecnología de inteligencia artificial, incluidas las representaciones realistas, desempeñaría un papel importante en la configuración de la narrativa del conflicto.
Si bien el número de falsificaciones convincentes de IA sigue siendo relativamente bajo, el impacto psicológico es innegable: la gente se vuelve cada vez más escéptica respecto de las imágenes, los vídeos y el audio auténticos, lo que contribuye a un panorama en el que la verdad se convierte en víctima de la incertidumbre tecnológica.
En la guerra de palabras, Israel se aferra al control
Israel, a menudo vista como una nación conocedora de la tecnología, está aprovechando la IA generativa para manipular la narrativa que rodea el conflicto en Gaza. El gobierno israelí, bajo su liderazgo de extrema derecha, se enfrenta a una crisis de credibilidad ya que no sólo recurre a campañas de desinformación y desinformación sino que también busca suprimir noticias sobre las crisis humanitarias extremas que se desarrollan en Gaza. El uso de IA generativa amplifica el impacto de las historias falsas, creando una red de engaño que se extiende incluso a plataformas internacionales.
La historia del gobierno israelí de difundir información falsa no es nueva. En un inquietante giro de los acontecimientos, surgió una historia inventada que afirmaba que Hamás estaba decapitando a bebés, una narrativa que llegó a la Casa Blanca. Este relato falso se originó a partir de un periodista de i24 que citó a un soldado israelí, para luego ser repetido por el portavoz del primer ministro israelí. La falta de pruebas obligó a una Casa Blanca avergonzada atracde la declaración, destacando los peligros de la desinformación no controlada.
Para complicar aún más las cosas, Israel cuestiona constantemente el número de muertos informado por el Ministerio de Salud de Gaza, arrojando dudas sin proporcionar pruebas. Human Rights Watch respalda los datos del Ministerio de Gaza, enfatizando la transparencia mediante la publicación de información detallada sobre los fallecidos. Sin embargo, la denegación de visas por parte del gobierno israelí a periodistas internacionales impide el proceso de verificación, lo que deja a los reporteros palestinos locales navegando en un entorno desafiante.
El gobierno israelí, decidido a controlar la narrativa, tomó medidas drásticas contra quienes cuestionaban su versión de los hechos. Cuando el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, comentó sobre los ataques del 7 de octubre por parte de Hamas, Israel respondió con indignación, imponiendo una prohibición de visa al personal de la ONU. Esta medida no sólo sofoca el escrutiniodent sino que también refuerza el control de Israel sobre los mensajes que rodean el conflicto. La guerra en Gaza se convierte en una especie de aula que ofrece lecciones sobre la lucha de poder por el dominio narrativo.
La guerra emocional de Hamás: la IA generativa amplifica el contenido emocional
En la otra cara del conflicto, los partidarios de Hamás en todo el mundo emplean IA generativa para intensificar el contenido emocional, dirigido a los corazones y las mentes de las audiencias globales. La representación visual de los niños como ángeles volando hacia los cielos sirve como una poderosa herramienta para obtener simpatía y apoyo. Esta guerra emocional trasciende las fronteras y crea una narrativa poderosa que resuena en personas de todo el mundo.
El uso de IA generativa para crear contenido cargado de emociones refleja un movimiento estratégico de los partidarios de Hamás para influir en la opinión pública. Las imágenes de niños transformados en ángeles evocan una empatía universal contra los crímenes de guerra de Israel. A medida que evoluciona la IA generativa, también lo hace su impacto potencial en la configuración del sentimiento público en tiempos de conflicto.
Navegando por el campo minado de la IA generativa
A medida que la IA generativa se convierte en un campo de batalla para la guerra de información, el conflicto entre Israel y Hamas ejemplifica los peligros potenciales de su mal uso. Las tácticas engañosas de Israel, bajo un gobierno de extrema derecha, y la guerra emocional de Hamás subrayan la necesidad de estar alerta al navegar por el complejo panorama de la difusión de información. En un mundo donde la tecnología puede dar forma a las narrativas, la pregunta sigue siendo: ¿cómo pueden las sociedades salvaguardar la verdad en medio del uso cada vez mayor de la IA generativa en los conflictos?
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