Robert Kiyosaki, la mente detrás de la serie 'Padre rico, padre pobre', lanzó recientemente una bomba en las redes sociales, advirtiendo que los días de prosperidad económica de Estados Unidos podrían estar contados, gracias a una colosal caída del mercado que se avecina.
Dijo que Estados Unidos está en la trac rápida hacia la ruina financiera, con la deuda disparándose y la economía al borde del abismo. Su diagnóstico es que la nación está sufriendo una sobredosis de deuda, impulsando lo que él llama la “burbuja de todo” –acciones, bonos, bienes raíces–, todo listo para caer en picada.
Una bomba de tiempo
Sin embargo, no se trata sólo de Kiyosaki: el alejamiento de los BRICS del dólar indica un cambio global más amplio que está ocurriendo. Estos países están inquietos por la del dólar en medio de la crisis económica, y están tomando medidas para diversificar y proteger sus activos de la inminente catástrofe que predicen los expertos como Kiyosaki. El gurú financiero señala que la deuda de Estados Unidos se acumula a un ritmo alarmante, un billón de dólares cada trimestre, como una bomba de tiempo a punto de estallar.
Sin embargo, está lanzando balsas salvavidas, destacando el oro, la plata y Bitcoin como los salvavidas en este naufragio económico. Es un llamado a las armas para el inversor inteligente, un aviso para cubrirse con activos que puedan resistir la tempestad. A medida que los países y los bancos centrales acumulan oro, las monedas digitales están ganando trac como un potencial salvavidas económico.
En el ámbito interno, las cosas parecen color de rosa a primera vista. El crecimiento del PIB es sólido, la inflación se está controlando y el mercado laboral está activo. Incluso la Reserva Federal y el dent Joe Biden podrían estar respirando mejor con estos números de su lado.
Pero no tan rápido. Se avecina una tormenta.
El precipicio de la deuda corporativa
Debajo de la superficie, las empresas estadounidenses están literalmente al borde de un precipicio. Un “precipicio de deuda corporativa”, para ser precisos. Gracias a años de crédito fácil, estas empresas se están ahogando en deudas que no pueden esperar pagar, especialmente cuando las tasas de interés aumentan y la refinanciación se convierte en una quimera. Es una dura llamada de atención para una economía ebria de dinero barato, con una resaca que será terrible.
La Reserva Federal tiene que caminar sobre la cuerda floja, equilibrando las altas tasas de interés para mantener la inflación bajo control sin hundir la economía. Es una operación delicada y de resultado incierto.
Mientras tanto, la billetera del Tío Sam se está desangrando, con la deuda pública por las nubes y el defi presupuestario disparándose. Es una posición precaria, que depende de un equilibrio entre crecimiento, gasto y la capacidad de convencer a los inversores para que compren valores estadounidenses.
Pero no olvidemos que la falsa resiliencia de Estados Unidos es parte de su encanto.
La economía sigue funcionando, la productividad está aumentando y las empresas estadounidenses gozan de buena salud. Las tasas de interés, el precipicio de la deuda corporativa y un creciente defi público son parte de la economía estadounidense que se está volviendo cada vez más difícil de navegar.
Estados Unidos ha resistido crisis financieras antes, pero mi pregunta sigue siendo: ¿ Durante cuánto tiempo podrá seguir desafiando las probabilidades?
La respuesta podría estar en las decisiones que se tomen hoy, desde la política fiscal hasta las inversiones personales. Al final, el destino de Estados Unidos, al igual que el mercado de valores, no está escrito en piedra, sino en manos de su pueblo, de sus formuladores de políticas y, tal vez, en la sabiduría de aquellos como Kiyosaki, que se atreven a enviar una advertencia.