El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado el defi fiscal estadounidense como una importante amenaza para la economía global. La organización también compartió su preocupación por la escalada de tensiones en Medio Oriente, enfatizando el potencial que tienen estas situaciones para desestabilizar los mercados internacionales.
Desafíos fiscales e impactos globales
Según el Monitor Fiscal , se proyecta que Estados Unidos verá su defi dispararse al 7,1 por ciento el próximo año. Esta cifra es notablemente tres veces mayor que el promedio de otras economías avanzadas, lo que indica un desequilibrio significativo que podría ripple a todo el mundo.
Al mismo tiempo, el FMI destacó los problemas en China, donde el gobierno está lidiando con una doble amenaza de debilitamiento de la demanda y una crisis inmobiliaria en curso. Estos desafíos económicos no se limitan a Estados Unidos y China; El Reino Unido e Italia también están en apuros para corregir sus discrepancias en gastos e ingresos.
La ansiedad de los inversores está aumentando con 2025 en el horizonte, potencialmente un gran año para las políticas fiscales estadounidenses. Figuras políticas en Estados Unidos están avivando estas preocupaciones: Donald Trump ha indicado que haría permanentes sus recortes de impuestos de 2017 si es reelegido, mientras que las políticas demócratas actuales han sido criticadas por un gasto excesivo en atención médica y seguridad social.
Perspectivas de la Economía Mundial del FMI presentaron a Estados Unidos como un motor crucial del crecimiento económico global para este año, estimando una tasa de crecimiento del 2,7 por ciento, el doble que la de cualquier otra nación del G7. A pesar de estas perspectivas positivas, el FMI advirtió sobre una inflación persistente que podría obstaculizar la capacidad de la Reserva Federal para reducir las tasas de interés, situación reconocida por el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell.
Los recientes picos de las ventas minoristas sugieren que la Reserva Federal podría reducir las reducciones de tasas, lo que ha provocado ondas de choque en los mercados financieros globales, provocando pérdidas significativas en los índices bursátiles europeos.
Tensiones en Oriente Medio y consecuencias económicas
El índice Vix, a menudo denominado el “medidor del miedo” de Wall Street, ha aumentado a niveles no vistos desde el conflicto desencadenado por Hamás en Gaza, lo que indica una creciente aprensión del mercado sobre la estabilidad en Medio Oriente. El FMI advirtió que el conflicto entre Israel y Hamas podría tener efectos duraderos en la economía de Medio Oriente y el norte de África, describiendo la economía de Gaza como “eliminada” y también sintiendo impactos significativos en Cisjordania.
Para 2024, el FMI espera que la tasa de crecimiento en Medio Oriente y África del Norte, incluido Pakistán, se desacelere al 2,6 por ciento, una disminución con respecto al pronóstico anterior del 3,3 por ciento. La actual agitación política ha inyectado un alto nivel de incertidumbre en estos mercados.
El ataque del 7 de octubre por parte de Hamás y las posteriores respuestas militares han provocado miles de víctimas y han exacerbado la inestabilidad regional. Esta agitación se ha extendido a toda la región, donde Irán llevó a cabo su primer ataque directo contra Israel en represalia por un ataque aéreo israelí, lo que tensó aún más las tensiones regionales.
El sector turístico en el Levante se ha visto gravemente afectado, con importantes cancelaciones en Jordania y el Líbano. Además, las actividades rebeldes hutíes en el Mar Rojo han perturbado rutas comerciales marítimas clave, reduciendo drásticamente el tráfico a través del Canal de Suez y cuadriplicando los costos de envío desde China al Mediterráneo.
Las economías de Jordania y Egipto han demostrado resiliencia, respaldadas por la ayuda financiera del FMI, en marcado contraste con la situación económica del Líbano. Los estados más ricos del Golfo, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, se han manejado mejor debido a sus fuentes de ingresos diversificadas y su producción petrolera controlada, aunque todavía enfrentan un crecimiento económico más lento.
Jihad Azour, del Departamento de Medio Oriente y Asia Central del FMI, destacó que la erosión de la estabilidad plantea un riesgo grave para las perspectivas económicas de mediano plazo de la región, y citó las perturbaciones comerciales prolongadas como una preocupación importante. Señaló que las tasas de desempleo entre los jóvenes son alarmantemente altas y que el crecimiento general está por debajo de los promedios históricos.
Los conflictos en curso, agravados por la pandemia de COVID-19 y otras crisis globales, han obstaculizado la recuperación económica en Medio Oriente, y el crecimiento del año pasado se estancó en un 1,6 por ciento. Kristalina Georgieva, del FMI, señaló que las terribles situaciones en Sudán y Yemen, empeoradas por conflictos globales como los de Ucrania y Gaza, siguen exigiendo todo el apoyo y la atención internacionales que puedan obtener.