Emin Gün Sirer, el cerebro detrás de Ava Labs, recientemente hizo sonar la alarma sobre la proliferación de soluciones de capa 2 deficientes, acertadamente llamadas “basura L2”, con el objetivo de abalanzarse y ocupar el espacio dejado abierto por Sam Bankman-Fried . Estos nuevos participantes se caracterizan por su dependencia de secuenciadores centralizados sin pruebas de fraude, junto con los fundadores que participan en la dudosa práctica de descargar sus tokens personales antes de que los proyectos lleguen al mercado. Estas tácticas tienen un parecido sorprendente con las tácticas manipuladoras utilizadas por SBF, lo que genera señales de alerta en toda la comunidad criptográfica.
El atractivo de L2
Las soluciones de Capa 2, o L2 para abreviar, han sido promocionadas como el próximo gran salto en la ampliación de blockchain , ofreciendo una forma de manejar transacciones fuera de la cadena principal (capa 1) y supuestamente acercándonos a la adopción masiva. Sin embargo, las recientes observaciones de Sirer sugieren que no todo lo que brilla en el ámbito L2 es oro. La facilidad con la que se pueden lanzar estas plataformas ha abierto las compuertas para entidades con motivos cuestionables. Estos actores imitan la apariencia de innovación y progreso, haciéndose eco de las estrategias de redes conocidas por su inestabilidad y frecuentes reorganizaciones.
Las señales de alerta destacadas por Sirer no son sólo meros baches en el camino hacia el futuro de blockchain, sino enormes abismos que amenazan con descarrilar el viaje. Los secuenciadores centralizados en soluciones L2 que carecen del componente esencial de pruebas de fraude están fundamentalmente en desacuerdo con el espíritu de descentralización que representan las criptomonedas. Esta discrepancia entre la narrativa que promueven estos proyectos y la tecnología real que los sustenta es un tema evidente que los inversores y entusiastas no deben pasar por alto.
Además, la práctica de que los fundadores liquiden su participación en el proyecto incluso antes de su lanzamiento, con el pretexto de recompensar a su personal, recuerda las infames tácticas de SBF. Estas maniobras, junto con la manipulación de las valoraciones de los tokens mediante la manipulación de la oferta (tokens de flotación muy baja), significan problemas para la integridad de estos proyectos y, por extensión, el ecosistema criptográfico más amplio.
Cortando el ruido
En un lugar repleto de palabras de moda y jerga técnica, discernir lo viable de lo vacío puede resultar desalentador. Sirer propone una prueba de fuego sencilla: ¿el proyecto en cuestión aborda los desafíos críticos actuales que enfrenta el mundo criptográfico? Los verdaderos innovadores en el espacio, como Avalanche y Solana en el pasado, han ofrecido soluciones tangibles a problemas urgentes como la escalabilidad y el rendimiento.
Los desafíos actuales giran en torno a fomentar la interoperabilidad entre diversos casos de uso y facilitar una integración perfecta con las finanzas tradicionales (TradFi). Es esencial evaluar si estos nuevos participantes aportan algo sustancial a la mesa. ¿Se sentiría cómodo invitando a los fundadores a una cena familiar y escuchándolos explicar su enfoque único para resolver estos problemas? Si la respuesta es no, entonces es muy probable que estés viendo un proyecto que es más humo y espejos que sustancia.
La aparición de estas “basura L2” es un testimonio del hecho de que el atractivo de las ganancias rápidas y la fama en la criptoesfera continúa trac a personas con intenciones poco nobles. La advertencia de Sirer sirve como un recordatorio oportuno para que la comunidad permanezca alerta y crítica, especialmente tras el vacío dejado por la caída de SBF.