En medio de las resplandecientes aguas del Pacífico y la exuberante vegetación del archipiélago, se desarrolla una sofisticada danza de regulación y libertad en Filipinas, una de las economías en rápida aceleración del sudeste asiático.
Después de las fallas del mercado global en 2022, el organismo de control financiero del país, la Comisión de Bolsa y Valores de Filipinas (SEC), ha optado por la paciencia y la precisión sobre la prisa en el viaje hacia la criptorregulación.
El presidente de la SEC de Filipinas, Emilio Aquino, arrojó luz sobre la historia detrás del retraso. El organismo regulador había planeado inicialmente publicar el marco legal criptográfico en 2022, fecha límite que luego fue revisada. Esta decisión se produjo después del catastrófico del intercambio FTX , que ripple de choque en la criptocomunidad global.
Según Aquino, “No hemos cerrado la puerta. Tenemos que asegurarnos de que la gente no se queme”. Su declaración significa un compromiso firme con la protección de los inversores, colocándolo en el corazón del proceso de regulación criptográfica de Filipinas. El marco, todavía un trabajo en progreso, podría ver la luz del día a fines de 2023.
A principios de este año, la SEC forjó una asociación única con el Centro de Derecho de la Universidad de Filipinas (UPLC), subrayando el papel de los conocimientos académicos en la configuración de las pautas de activos digitales.
En enero de 2023, las Reglas y Reglamentos de Implementación de la Ley de la República No. 11765 se presentaron para discusión pública, a pesar de que la ley, promulgada en 2022, no menciona explícitamente "cripto" o "cadena de bloques " .
A pesar de la creciente presión sobre la industria de las criptomonedas en Filipinas y las severas advertencias del banco central del país y la SEC sobre intercambios de criptomonedas extranjeros o no registrados, la nación sigue siendo atractiva para los entusiastas de las monedas digitales. Con más de 11,6 millones de filipinos como orgullosos propietarios de activos digitales, Filipinas cuenta con la décima tasa más alta de adopción de criptografía en todo el mundo.
Desde las vibrantes calles de Manila hasta los serenos tramos costeros de Palawan, Filipinas es más que una escapada exótica. Es una nación que equilibra delicadamente la balanza de la innovación y la regulación, allanando el camino para un futuro en el que las criptomonedas prosperen en un entorno regulado. El mundo está observando cómo Filipinas maniobra estas corrientes complejas, garantizando la seguridad de sus ciudadanos mientras acepta la promesa de una economía digital.