A medida que soplan vientos de cambio en el panorama financiero, de Silicon Valley Bank está lista para asumir una nueva dent .
Se espera que la transformación se formalice el próximo mes, con la transición de la otrora potencia innovadora a HSBC Innovation Banking, un movimiento que probablemente genere entusiasmo y especulación en igual medida.
De Silicon Valley a Londres: el viaje de un banco en crisis
El Silicon Valley Bank, aclamado durante mucho tiempo como un paraíso financiero para las nuevas empresas, ha tenido un viaje tumultuoso que culminó en la quiebra bancaria más grande desde la crisis de 2008.
Cuando los reguladores de California intervinieron para cerrar el asediado banco, las réplicas resonaron en los mercados globales, dejando a las empresas e inversores lidiando con las consecuencias.
La Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) asumió el papel de síndico del banco, mientras que el propio banco atravesaba los procedimientos de quiebra.
Esta crisis desencadenó la medida en marzo, cuando el gobierno británico y el Banco de Inglaterra facilitaron la venta de la sucursal británica de Silicon Valley Bank a HSBC en un intento estratégico por salvaguardar los depósitos sin recurrir al apoyo de los contribuyentes.
Luego, los reguladores respaldaron un acuerdo para que First Citizens BancShares, un prestamista regional, tomara las riendas de Silicon Valley Bank.
La saga del Silicon Valley Bank se lee como un siniestro cuento con moraleja. Con una estrategia basada en recolectar depósitos a corto plazo no asegurados de nuevas empresas e invertirlos en valores a largo plazo de alta calificación, el banco parecía estar en terreno sólido.
Sin embargo, el aumento de las tasas de interés inclinó la balanza, lo que provocó una rápida depreciación de estos valores a largo plazo. Esto provocó una ola de pánico entre los depositantes, que se apresuraron a recuperar sus inversiones, lo que resultó en una espiral catastrófica.
Un giro inesperado para Credit Suisse: ¿una parábola para la industria bancaria?
La crisis en Silicon Valley Bank ha marcado un marcado contraste con los problemas que enfrenta Credit Suisse, que fue vendido a UBS, un feroz rival local, en medio de un torbellino de asociaciones comerciales cuestionables.
A pesar de un modelo comercial tenso y una serie de sociedades cuestionables, Credit Suisse logró mantener un balance tron y no hizo apuestas de alto riesgo sobre las tasas de interés.
Sin embargo, incluso frente a estas diferencias, el banco no fue inmune al miedo que se apoderó de los depositantes después de la saga del Silicon Valley Bank, lo que llevó a una corrida bancaria que ha dejado inquietos a los banqueros y reguladores globales.
La implicación es clara: incluso un banco líquido y bien capitalizado, como Credit Suisse, no es inmune a los caprichos de la percepción y el pánico del mercado.
Las corridas bancarias de marzo y abril fueron rápidas e implacables. Silicon Valley Bank fue testigo de la desaparición de un impactante 25% de sus depósitos en un día, mientras que otros, como Silvergate y First Republic, vieron cómo se retiraba la mitad de sus depósitos en cuestión de semanas.
Este rápido éxodo se ha atribuido a factores como la facilidad tecnológica de retiro, grandes depósitos corporativos no asegurados y la difusión desenfrenada de rumores a través de las redes sociales.
Al mirar hacia el futuro, el sector bancario debe lidiar con las realidades de nuestra era digital interconectada. En un mundo en el que las corridas bancarias pueden ser alimentadas por rumores en las redes sociales y grandes volúmenes de depósitos no asegurados, el sector debe adaptarse e innovar para sobrevivir.