Sam Bankman-Fried, previamente glorificado en el mundo de las criptomonedas, subió al escenario para un testimonio que marcó una intensa autorreflexión, revelando una serie de errores que llevaron a la catastrófica caída de su imperio de criptomonedas, FTX.
Ante un jurado de Nueva York, SBF , como se le conoce popularmente, reconoció sus errores y al mismo tiempo refutó las acusaciones de defraudar a sus clientes.
La entrada de SBF en el mundo de las criptomonedas estuvo marcada por grandes aspiraciones. Imaginó la creación de un producto incomparable en el mercado, con el objetivo de impulsar todo el ecosistema de criptomonedas a nuevas alturas.
Sin embargo, ante el jurado, admitió que FTX, su creación, había corrido un destino completamente diferente. En lugar de revolucionar el mercado, dejó un rastro de destrucción, colapsando con un asombroso agujero de 8.000 millones de dólares en su balance.
SBF admitió con franqueza: "Seguro que deberíamos haberlo hecho", cuando se le preguntó sobre la ausencia de un equipo de gestión de riesgos, destacando una flagrante supervisión en las operaciones de FTX.
La caída de un multimillonario: el viaje y los errores de SBF
Con un traje gris combinado con una corbata morada, SBF mostró una actitud tranquila mientras narraba el inicio de sus dos empresas: FTX y Alameda Research.
Describió cómo reunió a un grupo de amigos universitarios del MIT y antiguos colegas de Jane Street Capital, formando un equipo que luego sería examinado en la sala del tribunal.
SBF abordó con franqueza sus fallas de gestión, subrayando la ausencia de una estrategia de gestión de riesgos dedicada como su error más importante.
La narrativa de SBF también profundizó en el intrincado funcionamiento de FTX y Alameda, desacreditando las afirmaciones de la fiscalía de que había manipulado clandestinamente el código para permitir que Alameda tomara prestados miles de millones en fondos de clientes.
Aclaró que no participó personalmente en actividades de codificación, sino que delegó autoridad en sus empleados de confianza, Gary Wang y Nishad Singh, quienes tenían autonomía en la toma de decisiones.
Al describir los privilegios otorgados a Alameda, SBF explicó que se incorporaron ciertas características para evitar una posible crisis de liquidación, que podría haber causado estragos en la base de clientes más amplia de FTX.
Sin embargo, admitió su desconocimiento sobre el alcance de los privilegios otorgados a Alameda, evidenciando una falta de control.
Dentro de su mente: horas de trabajo y vida personal
Mark Cohen, el abogado defensor de SBF, describió el cuadro de un director ejecutivo abrumado por el rápido crecimiento de su intercambio, lidiando con un aluvión de decisiones e información.
SBF compartió información sobre su agotador horario de trabajo, que oscilaba entre 12 y 22 horas al día y manejaba una abrumadora afluencia de comunicaciones. Admitió que se esforzó por lograr una cantidad manejable de correos electrónicos no leídos, aunque a menudo no alcanzó su objetivo.
El testimonio también abordó la vida personal de SBF, revelando tensiones en su relación con Caroline Ellison. SBF admitió los desafíos de mantener relaciones personales en medio de su caótica vida profesional, lo que finalmente llevó al final de su relación en 2022.
A medida que avanza el juicio, aguarda el contrainterrogatorio de SBF por parte de los fiscales, donde se enfrentará al escrutinio de las acusaciones formuladas en su contra. A pesar de admitir errores, el destino de SBF está en juego, con posibles décadas de prisión en el horizonte si es declarado culpable.
El mundo de las criptomonedas observa de cerca cómo uno de sus alguna vez incondicionales lidia con las repercusiones de sus acciones, y la industria reflexiona sobre las lecciones que se pueden aprender del matic colapso de FTX.
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