En un interesante giro de los acontecimientos, la Federación Rusa ha establecido una estricta prohibición contra el uso de iPhones y otros productos de Apple para actividades oficiales relacionadas con el trabajo entre los empleados estatales.
Esta nueva directiva, que entró en vigor recientemente, forma parte de una amplia campaña contra el gigante tecnológico con sede en Cupertino por las crecientes preocupaciones de espionaje.
El telón de acero desciende sobre los dispositivos de Apple
El Ministerio de Industria y Comercio fue el primero en implementar la prohibición, junto con otros departamentos gubernamentales y Rostec, una empresa estatal, que planeaba seguir el ejemplo o ya lo había hecho.
Esta interrupción generalizada de los dispositivos Apple es principalmente una respuesta a las amenazas percibidas por parte de las agencias de inteligencia de EE. UU., que el Kremlin y el Servicio Federal de Seguridad (FSB) creen que están aprovechando la tecnología de Apple con fines de espionaje.
Como parte del pivote estratégico, se está instruyendo a los empleados estatales que ocupan puestos clave en varios ministerios para que cambien a alternativas más seguras. Esta severa directiva se considera un paso crucial para mejorar la infraestructura de seguridad contra posibles amenazas extranjeras.
En particular, este movimiento se produce un año después del mandato del dent Vladimir Putin para que las organizaciones en "infraestructura de información crítica" hagan la transición a software desarrollado localmente para 2025, reduciendo así la dependencia de tecnología extranjera.
Preocupaciones de espionaje y el futuro de Apple en Rusia
Sin embargo, los expertos en seguridad rusos parecen escépticos sobre la efectividad de esta nueva regla para mitigar las amenazas de espionaje. Argumentan que es poco probable que tal prohibición sofoque las sospechas de que las agencias de inteligencia occidentales se infiltran en del gobierno .
Si bien el FSB históricamente ha advertido contra el uso de iPhones para la comunicación profesional, ha habido resistencia de diferentes sectores del gobierno, principalmente debido a la naturaleza fácil de usar del dispositivo.
Restricciones similares se están implementando o ya están vigentes en los ministerios de finanzas y energía, así como en otros organismos oficiales.
Las restricciones impuestas se extienden a la correspondencia por correo electrónico relacionada con las actividades laborales. Los departamentos de TI ahora monitorean e informan a cualquier funcionario que acceda a su correo electrónico de trabajo desde un iPhone, mejorando así el control sobre el sistema.
A pesar de estos cambios radicales, los dispositivos Apple aún se pueden usar para actividades personales. Si bien esto ha causado inconvenientes entre los funcionarios, que ahora deben llevar dispositivos separados para el trabajo y el uso personal, subraya tron postura del gobierno ruso para reforzar la ciberseguridad.
La pregunta clave es si los funcionarios rusos cumplirán con la directiva y harán un cambio permanente al uso de dispositivos alimentados por Aurora, el sistema operativo ruso de cosecha propia, que se considera menos avanzado en comparación con sus contrapartes internacionales.
La chispa que encendió la prohibición
La represión contra Apple comenzó en serio cuando el FSB reveló una supuesta operación de espionaje por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses que utilizaban dispositivos Apple.
Acusó a Apple de trabajar en estrecha colaboración con la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU. (NSA), alegando que varios miles de iPhones estaban infectados con software de vigilancia, lo que representaba un riesgo para la seguridad de la nación.
En respuesta, Apple negó tron las acusaciones, afirmando que nunca han construido puertas traseras para ningún gobierno en sus productos y que no tienen intenciones de hacerlo.
Sin embargo, los funcionarios rusos no se dejan influir. Afirman que las grandes empresas tecnológicas colaboran con las agencias de inteligencia o están al borde de la bancarrota, desestimando la negación de las acusaciones por parte de Apple.
Esta postura de línea dura destaca la creciente brecha entre Rusia y Occidente, un marcado contraste con hace una década cuando Dmitry Medvedev, el entonces dent de Rusia y actualmente el subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia, recibió con orgullo un iPhone 4 del difunto Steve Jobs durante su visita a los Estados Unidos.