El Banco de Pagos Internacionales subrayó recientemente la necesidad apremiante de regulaciones simplificadas sobre las monedas estables en todas las jurisdicciones globales. Según su extensa encuesta , que abarcó 11 regiones diferentes, la naturaleza fragmentada de las leyes actuales es un obstáculo importante para la integración de las monedas estables en el sistema financiero internacional. Han llegado incluso a etiquetar la situación como “urgente”, señalando que si bien las monedas estables tienen un potencial tremendo, el panorama regulatorio diverso es más una pesadilla que una bendición.
Mosaico regulatorio: un enigma global
De hecho, las autoridades globales, como el Consejo de Estabilidad Financiera y varios organismos normativos, han estado muy ocupadas. En los últimos años, han avanzado en sus marcos de políticas dirigidos específicamente a los criptoactivos, incluidas las monedas estables. Por ejemplo, en julio pasado, el FSB dio a conocer un conjunto de recomendaciones de alto nivel centradas en la regulación, supervisión y supervisión de las actividades y mercados de criptoactivos.
Diferentes jurisdicciones han adoptado distintos enfoques para regular estas criptomonedas. Algunos, como los de la Unión Europea , permiten a los bancos notificar a las autoridades cuando lanzan monedas estables, mientras que otros, como el Reino Unido, requieren una entidad separada para la emisión para mitigar el riesgo y garantizar la solvencia.
Además de estas variaciones, están surgiendo dos tipos principales de licencias. El primero permite a las instituciones financieras tradicionales manejar monedas estables bajo las regulaciones financieras existentes, mientras que el segundo introduce una nueva categoría de licencia criptoespecífica que exige un cumplimiento detallado por parte de los emisores.
El impulso a la armonía es dent a medida que muchos países se esfuerzan por alcanzar objetivos coherentes: integridad del mercado, protección del consumidor, estabilidad financiera y fomento de la innovación en los sistemas de pago. Sin embargo, la realidad sigue siendo inconexa: cada región establece sus propias reglas que a veces se superponen, a veces se contradicen y, con demasiada frecuencia, confunden.
El diablo está en los detalles: normas de licencias y reservas
Las licencias no son el único laberinto que deben navegar los emisores de monedas estables. La gestión de los activos de reserva, esenciales para mantener el valor de la moneda estable frente a su paridad, también difiere ampliamente. Estas reservas, cruciales para las promesas de reembolso hechas por los emisores, normalmente deben consistir en cash o activos de bajo riesgo. Sin embargo, los detalles específicos, como la liquidez requerida y la composición de estos activos, pueden variar significativamente entre países.
Por ejemplo, si bien es posible que algunas jurisdicciones no especifiquen los tipos de activos, otras, como la UE, exigen una reserva cash mínima. Auditar estas reservas es otro nivel de complejidad, ya que los requisitos de frecuencia y profundidad de los informes varían drásticamente de una región a otra. Algunos países exigen certificaciones mensuales, otros se conforman con controles anuales y algunos incluso exigen informes inmediatos posteriores a la auditoría.
Además, los emisores de monedas estables enfrentan una gama de demandas regulatorias relacionadas con su conducta operativa. Desde gobernanza y gestión de riesgos hasta tecnología y ciberseguridad, los estándares son tan diversos como estrictos. En particular, la expectativa se extiende a los controles y procedimientos internos que garantizan la liquidez, gestionan los riesgos operativos y previenen delitos financieros como el lavado de dinero.
Las implicaciones prácticas de estos diversos requisitos son significativas. No solo afectan la forma en que se emiten y administran las monedas estables, sino que también influyen en la confianza del público en estos activos. La falta de información consistente sobre la calidad de las reservas, por ejemplo, puede generar incertidumbre e inestabilidad, amenazando la esencia misma de lo que hace que las monedas estables sean "estables".