China está redoblando su apuesta por sus nuevos bonos soberanos, jugando un juego de alto riesgo para superar los desafíos económicos y fomentar la recuperación.
Zhu Zhongming, viceministro de Finanzas de China, declaró audazmente que estos bonos son la última arma fiscal del gobierno para hacer frente a las secuelas de inundaciones devastadoras y mejorar la infraestructura urbana para una resiliencia futura.
Con la asombrosa cifra de 1 billón de yuanes (137 mil millones de dólares) aprobado por el máximo órgano parlamentario, China no se anda con rodeos. La nueva audacia fiscal ha llevado defi presupuestario de China a alrededor del 3,8% de su PIB, una fuerte inclinación respecto del 3% fijado inicialmente.
Es una señal clara; China no rehuye la deuda y confía en estos bonos para revitalizar la demanda interna y consolidar la recuperación económica.
Esta bravuconería fiscal no está exenta de críticas, ya que algunos argumentan que este estímulo impulsado por la deuda podría socavar el cambio de China hacia un modelo económico liderado por el consumo.
Un juego arriesgado con la recuperación económica
La economía de China, la segunda más grande del mundo, mostró una resiliencia inesperada con un desempeño sólido en el tercer trimestre. La nación aparentemente está en trac de alcanzar su ambicioso objetivo de crecimiento del 5% para 2023.
Sin embargo, el sector inmobiliario asolado por la crisis sigue proyectando una larga sombra, enturbiando las aguas de las perspectivas de crecimiento futuro. Zhu, en una conferencia de prensa, describió estos bonos como el nuevo salvavidas de la economía, con el objetivo de impulsar la demanda interna y fortalecer la reactivación económica.
Sin embargo, algunos analistas, incluido Ting Lu de Nomura, instan a la cautela y destacan los limitados efectos multiplicadores fiscales de los proyectos de conservación del agua financiados por estos bonos.
La maniobra fiscal de China también ha llamado la atención sobre el posible mal uso de los fondos de bonos. Zhu asegura que el gobierno establecerá un ritmo razonable para la emisión de bonos y garantizará la alineación con el gasto, al mismo tiempo que se mantendrá atento para evitar el uso indebido.
Incluso con estas garantías, los asesores políticos están haciendo sonar la alarma, pidiendo una evaluación crítica de la deuda del gobierno, que aunque es menor que la de los gobiernos locales (21%), exige escrutinio.
Navegando a través del estímulo fiscal
Mientras China adopta su nueva estrategia fiscal, persisten dudas sobre el impacto a largo plazo de este enfoque financiado con deuda. ¿Esta apuesta dará sus frutos o descarrilará la trayectoria económica de China?
El gobierno parece pensar que vale la pena correr el riesgo, con la mitad de los fondos de bonos programados para usarse en el año en curso y el resto en el próximo.
Los analistas de la UBS proyectan un posible aumento del defi presupuestario del gobierno y de cuotas especiales de bonos locales para 2024, junto con posibles reducciones en las tasas de interés y en los coeficientes de reservas obligatorias de los bancos.
Además, el parlamento ha dado luz verde a un proyecto de ley que permite a los gobiernos locales utilizar parte de sus cuotas de bonos locales para 2024 antes de lo previsto, una medida alineada con la directiva de agotar la cuota de 3,8 billones de yuanes para 2023 en bonos locales especiales para septiembre para proyectos de infraestructura.
China está haciendo una apuesta colosal con estos nuevos bonos soberanos, buscando sortear sus obstáculos económicos. Hay mucho en juego y el mundo está observando.
¿Esta audacia fiscal allanará el camino para el triunfo económico o dejará a China lidiando con las repercusiones de una estrategia cargada de deuda? Sólo el tiempo dirá.