Josep Borrell, el de la UE , emitió un mensaje sensato durante su viaje inaugural a Beijing desde el ataque de la pandemia: China debe reconocer la destreza geopolítica inherente de la Unión Europea y no simplemente ver la unión a la sombra de sus alianzas, la mayoría especialmente con Estados Unidos.
De una manera sincera, que a menudo falta en los compromisos matic , Borrell dejó claro que Europa no es simplemente una potencia económica, sino una formidable entidad geopolítica.
La postura asertiva de la UE en los asuntos globales
La reciente agitación en Ucrania actuó como un evento metamórfico para la Unión Europea, catapultándola de una mera entidad económica a un actor genuino en el escenario geopolítico mundial.
Borrell enfatizó la nueva postura que ha adoptado la unión e instó a China a involucrarse con la UE sin filtrar constantemente la relación a través de la lente de un tercero.
Este cambio de perspectiva es de suma importancia, especialmente cuando las superpotencias globales como China intentan maniobrar las alianzas internacionales en su beneficio.
El momento de la visita de Borrell no es una mera coincidencia. China, sometida a un creciente escrutinio y competencia por parte de Estados Unidos, está intentando solidificar sus vínculos matic con Europa. El enfoque intensificado de Estados Unidos para frenar la venta de tecnología de punta a China no ha sido bien recibido en Beijing.
Para echar más leña al fuego, Europa también está considerando ahora apretar el lazo alrededor de la exportación de tecnología innovadora de semiconductores a China, aparentemente después de un considerable empujón por parte de Estados Unidos.
Wu Hongbo, representante especial de Beijing para asuntos europeos, expresó claramente su descontento. Hizo hincapié en que las decisiones sobre el comercio de Europa con China deberían seguir siendo una prerrogativa europea, desprovista de influencias externas, lo que apunta a la dent influencia estadounidense.
Desequilibrio comercial y sus posibles repercusiones
Borrell no se anduvo con rodeos cuando se trata del creciente superávit comercial del que China se jacta con Europa. Borrell, que el año pasado registró la asombrosa cifra de 396.000 millones de euros, cuestionó la justificación de que esto se debía únicamente a la productividad o la ventaja competitiva. En cambio, aludió a la posibilidad de que a Europa no se le estuviera dando un terreno de juego justo en la segunda economía más grande del mundo.
Borrell advirtió que el desequilibrio comercial de larga data podría convertirse en un problema importante, especialmente con las inminentes elecciones de la UE. El desequilibrio no son sólo números en una hoja de cálculo. Tiene implicaciones tangibles.
Si los ciudadanos europeos perciben este escenario comercial desequilibrado como una amenaza para sectores económicos cruciales, o un obstáculo en la marcha de Europa hacia la neutralidad climática, su respuesta podría ser un llamado de atención a medidas proteccionistas estrictas.
Este sentimiento sólo se ve acentuado por el hecho de que los líderes europeos electos están inextricablemente vinculados a los caprichos y deseos de sus electores.
Navegando por las complejidades de los acuerdos internacionales
En una tangente relacionada pero igualmente importante, Borrell también destacó el papel que China podría desempeñar en el acuerdo de cereales del Mar Negro con Ucrania.
Dada la reciente retirada de Rusia del acuerdo, citando obstáculos debido a las sanciones occidentales para facilitar pagos, seguros y envíos para las exportaciones agrícolas de Moscú, la influencia de China con Moscú podría resultar fundamental.
El restablecimiento de este acuerdo es fundamental para evitar una posible crisis alimentaria y, una vez más, la pelota está parcialmente en el tejado de China. En esencia, el mensaje de Borrell fue claro y reflejaba una UE que está ganando terreno.
La Unión es más asertiva, consciente de su peso en los asuntos globales y está dispuesta a mantenerse firme. China, junto con el resto del mundo, haría bien en reconocer este vigor renovado y comprometerse en consecuencia.