El New Development Bank (NDB), con sede en Shanghai, a menudo denominado el " banco BRICS
Si tiene éxito, Arabia Saudita se convertiría en el noveno miembro de la influyente institución financiera. Este movimiento crítico podría solidificar las capacidades de financiamiento del banco, particularmente cuando Rusia, un miembro fundador, lidia con el impacto de las sanciones globales.
Profundizando los lazos económicos en el sur global
Este desarrollo llega en un momento en que el Reino Saudita busca reforzar sus relaciones con algunas de las economías en desarrollo más grandes del mundo.
El NDB se estableció como una alternativa a las instituciones de Bretton Woods lideradas por Occidente y ya ha logrado avances significativos para afirmar su influencia en el sistema financiero mundial.
Si Arabia Saudita se une a las filas, profundizaría los lazos con el segundo mayor productor de petróleo del mundo, un aliado económico estratégico en el sur global.
La posible membresía de Arabia Saudita en el NDB llega cuando la institución financiera se somete a una revisión crítica de sus fuentes de financiamiento. Esta introspección ha sido desencadenada por los efectos de la invasión rusa de Ucrania.
El momento de la potencial membresía de Arabia Saudita también es digno de mención, ya que el país, uno de los principales exportadores mundiales de petróleo crudo, ha estado cultivando relaciones más estrechas con China.
La admiración mutua entre Riyadh y Beijing fue palpable durante la reciente visita dent presidente chino Xi Jinping a Arabia Saudita. En marzo, China medió con éxito en un acuerdo entre Arabia Saudita e Irán para reanudar las relaciones matic , lo que marcó una “nueva era” en sus relaciones bilaterales.
Fortalecimiento financiero y realineamiento geopolítico
En su corta historia desde 2015, el NDB, creado por los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), ha otorgado préstamos por valor de $ 33 mil millones a más de 96 proyectos en sus cinco países miembros fundadores.
También ha ampliado su base de miembros para incluir a los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bangladesh. Si Arabia Saudita se uniera a este club, se convertiría en otro accionista con mucho dinero que ayudaría a amortiguar las finanzas del NDB en un momento en que la movilización de recursos se ha convertido en un desafío importante.
El NDB ha tenido que pausar su exposición a Rusia, que asciende a 1.700 millones de dólares o alrededor del 6,7 % de sus activos totales. A raíz del conflicto geopolítico en Ucrania, la membresía de Arabia Saudita representaría un refuerzo muy necesario de la base económica del banco.
Además, la inclusión de Arabia Saudita, un titán en los mercados energéticos globales, podría defi la dinámica de colaboración energética entre los países BRICS.
Potencialmente podría conducir a un aumento en las oportunidades comerciales y de inversión dentro del grupo, y potencialmente permitir que las naciones BRICS ejerzan una influencia más significativa sobre las políticas energéticas globales.
En un contexto más amplio, la membresía potencial de Arabia Saudita en el NBD podría poner en marcha un cambio en las alineaciones de poder global. Tradicionalmente, Arabia Saudita ha mantenido tron alianzas con potencias occidentales como Estados Unidos y la Unión Europea.
Pero su participación en el banco BRICS podría inclinar la balanza, fomentando asociaciones más tron dentro del sur global.
La unión de Arabia Saudita y BRICS también podría desencadenar un cambio en los sistemas internacionales de cambio de divisas, lo que conduciría a una posible reducción de la dependencia del dólar estadounidense para los acuerdos comerciales de petróleo y gas.
Este movimiento significativo podría marcar el comienzo de un nuevo orden financiero, desplazando la influencia global de Occidente a Oriente.