Sam Bankman-Fried (SBF), que alguna vez fue una figura célebre en el mundo de las criptomonedas, se vio atrapado en batallas legales a medida que se desarrollaban los argumentos finales de su juicio.
El gobierno, implacable y crítico, presentó una refutación convincente el 2 de noviembre, con el objetivo de desmantelar la narrativa de la defensa del día anterior.
Esto marcó un momento crucial en el Tribunal del Distrito Sur de Manhattan, con un jurado de 12 personas preparado para tomar una decisión que podría alterar el curso de la historia de las criptomonedas.
La postura firme del gobierno
La fiscal adjunta de los Estados Unidos, Danielle Sassoon, encabezó la acusación y articuló una narrativa que posicionó a SBF como el cerebro detrás de una elaborada fachada.
Afirmó que la fiscalía había asumido con éxito la carga de la prueba, mostrando la culpabilidad de SBF en siete cargos de fraude y conspiración para cometer fraude.
Sassoon pintó un cuadro de engaño, destacando cómo SBF había manipulado a los clientes, inversores y medios de comunicación, creando una ilusión de seguridad sobre los activos en FTX mientras enmascaraba la presencia invasiva de Alameda Research.
Sassoon no se anduvo con rodeos y profundizó en las payasadas de SBF en las redes sociales y en las declaraciones públicas realizadas en las semanas previas al matic colapso de FTX.
Subrayó el marcado contraste entre las garantías públicas de SBF con respecto a las cuentas segregadas y la dura realidad del acceso irrestricto de Alameda Research a estos fondos.
En su narrativa, Sassoon desacreditó la representación de SBF por parte de la defensa como una figura inocente arrojada a la mirada de los medios después del colapso.
Ella argumentó que las apariciones de SBF en los medios fueron un intento calculado de salvar su confiabilidad en tiempos de crisis, no las acciones de un hombre sorprendido por la caída de su empresa.
Refutando la defensa y reflexiones finales
Profundizando en las complejidades de la mala gestión financiera de FTX, Sassoon desmanteló las afirmaciones de la defensa de que SBF no era consciente de los enredos financieros multimillonarios de Alameda y la apropiación indebida de los fondos de los clientes.
Describió un escenario en el que SBF trataba los fondos de los clientes como su “alcancía” personal, contrastando marcadamente la descripción que hace la defensa de él como un director ejecutivo desinformado.
El círculo íntimo de SBF, antes confiable, se convirtió en cooperador del gobierno, entregando testimonios que Sassoon insistió que eran cruciales, no coaccionados.
Abordó los intentos de la defensa de desacreditar estos testimonios, enmarcándolos como una estratagema desesperada para desviar la atención de la abrumadora evidencia.
Sassoon descartó la idea de la ignorancia de SBF como “absurda”, destacando la contradicción entre las afirmaciones de la defensa y las pruebas puestas al descubierto.
La narrativa de Sassoon no rehuyó criticar las estrategias operativas de FTX, señalando la decisión deliberada de operar sin un responsable de riesgos.
Ella argumentó que se trataba de una medida calculada por parte de SBF para mantener un velo de secreto, asegurando que las actividades ilícitas y los mensajes eliminados permanecieran ocultos a miradas indiscretas.
Al final, Sassoon dejó al jurado con un mensaje claro: SBF sabía exactamente lo que estaba haciendo y sabía que estaba mal.
Los argumentos finales del gobierno sirvieron no sólo como una denuncia de las acciones de SBF sino como un examen crítico de toda la saga, dejando al descubierto las maquinaciones calculadas y las prácticas engañosas que defi el ascenso y la caída de SBF y FTX.
El jurado, ahora armado con pizza y la promesa de transporte para sus deliberaciones que se extenderán más allá del horario judicial, como aseguró el tribunal de distrito Lewis Kaplan, debe examinar los argumentos y las pruebas presentadas.
El juicio de SBF es un testimonio de las complejidades y peligros del mundo de las criptomonedas, y los argumentos finales del gobierno han asegurado que el jurado tenga mucho que contemplar mientras decide el destino de Sam Bankman-Fried.
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