El frenesí de la inteligencia artificial ha convertido el mercado de valores en un patio de recreo para los gigantes tecnológicos. En los últimos dos años, empresas como Nvidia, Microsoft y otras de los llamados “Siete Magníficos” handefiel éxito.
Juntos, estos gigantes representan aproximadamente un tercio del valor del S&P 500, y su capitalización de mercado combinada ha aumentado un 100%, mientras que el índice en sí subió sólo un 50%. Pero este auge plantea una pregunta crítica: ¿puede el mercado sostener este nivel de concentración y exageración, o estamos al borde de una burbuja inducida por la IA?
El Banco Central Europeo (BCE) advirtió recientemente sobre este riesgo en su revisión de la estabilidad financiera, señalando los peligros de la “concentración entre unas pocas empresas grandes”. El término “burbuja” no es algo que los bancos centrales utilicen a la ligera, pero aquí estaba, escrito en un lenguaje sencillo e inequívoco.
El BCE señaló que cualquier paso en falso en materia de ganancias por parte de estos titanes de la IA podría crear ripple en los mercados globales, dado el enorme papel de Estados Unidos en el ecosistema financiero global.
Las acciones de IA dominan el mercado como nunca antes
La IA ha hecho que un pequeño número de empresas sean indispensables. Las GPU de Nvidia están en el centro del auge de la IA, lo que convierte a la empresa en el líder indiscutible en el sector de los chips. Microsoft ha aprovechado la IA para impulsar sus herramientas de productividad y computación en la nube.
Junto con otros titanes tecnológicos, han absorbido tantas ganancias del mercado que muchos inversores se sienten incómodos. El S&P 500 está desequilibrado y las acciones tecnológicas han estado encabezando las listas de preocupaciones de los administradores de fondos durante casi dos años.
La idea de que el equilibrio eventualmente regresará es popular, pero hasta ahora no hay señales de que eso suceda. Inicialmente, los inversores pensaron que en 2023 se vería un debilitamiento del dominio tecnológico de Estados Unidos y una extensión de las ganancias a otros sectores o regiones.
Más bien, ha ocurrido lo contrario. La brecha entre Estados Unidos y el resto del mundo se ha ampliado y los supuestos beneficios de la IA no han llegado a otras industrias de manera significativa. Para contextualizar, compare el mercado actual con la era de las puntocom.
En aquel entonces, el revuelo se basaba en valoraciones especulativas con poco poder de generación de ganancias que lo respaldara. Los líderes actuales en IA, como Nvidia, están generando ganancias de gran éxito que justifican sus elevadas relaciones precio-beneficio. Una nota de la firma de inversión GMO a principios de este año sostenía que “hoy hay menos en juego” porque los inversores esperan menos de las empresas de megacapitalización en comparación con las exageradas expectativas del año 2000.
Sin embargo, hay un problema. Estas empresas tienen que mantener un crecimiento meteórico para sostener sus valoraciones. El riesgo de cualquier desliz (ya sea tecnológico, geopolítico o regulatorio) podría ser devastador, no sólo para las empresas sino para todo el mercado.
Cambios en el comercio de IA: chips versus software
Se ha producido un giro notable en el sector de la IA. Mientras que los fabricantes de chips como Nvidia y ARM dominaron la primera fase del auge de la IA, Wall Street ahora está favoreciendo a las empresas de software. Noviembre ha sido un mes defi.
Los datos muestran que los ETF de software aumentaron un 16%, su mejor desempeño mensual en un año. Mientras tanto, los ETF de semiconductores lograron un crecimiento inferior al 1%. Los inversores se están alejando de los fabricantes de chips, asustados por sus altas valoraciones y los crecientes riesgos de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
El último informe de ganancias de Nvidia ejemplificó este cambio. A pesar de superar las expectativas de Wall Street, la acción no logró generar entusiasmo. Compárese eso con empresas centradas en software como Palantir y Snowflake, que ofrecieron pronósticostrony vieron dispararse los precios de sus acciones.
Los analistas creen que los vientos de cola en la IA están pasando de la infraestructura (los chips y servidores necesarios para impulsar la IA) al software y los servicios. Esta transición tiene sentido. Los chips tuvieron su momento porque todos estaban luchando por sentar las bases de la IA.
Pero ahora las empresas buscan monetizar las aplicaciones de IA. Palantir, por ejemplo, está prosperando gracias a la demanda de sus herramientas de análisis de datos basadas en inteligencia artificial. Microsoft continúa integrando la IA en sus servicios, creando flujos de ingresos recurrentes que los inversores encuentrantrac.
Sin embargo, el sector de los semiconductores está empezando a verse al límite. El índice de semiconductores de Filadelfia cotiza a 24 veces las ganancias estimadas, muy por encima de su promedio de 10 años de 18. Acciones como Nvidia se encuentran entre las más caras del mercado, lo que deja poco margen de error.
En contraste, las empresas de software están menos expuestas a las guerras comerciales y son menos vulnerables al tipo de crisis cíclicas que a menudo afectan al hardware.
Aún así, persiste el escepticismo. Las aplicaciones cotidianas de la IA a menudo no están a la altura de las expectativas. Los robots de servicio al cliente tienen dificultades para manejar consultas básicas y el contenido generado por IA está plagado de errores. Para muchos, es difícil conciliar estas limitaciones con la idea de que la IA transforme la productividad a gran escala.
Guerras comerciales y crecimiento de la IA
Las tensiones comerciales bajo eldentelecto Donald Trump son otro comodín. La promesa de Trump de imponer aranceles adicionales a China, Canadá y México ya ha sacudido la confianza de los inversores en el sector de los chips.
La Ley de Chips, diseñada para impulsar la producción nacional de semiconductores, enfrenta críticas, lo que añade más incertidumbre a un espacio ya volátil.
Las empresas de software están menos expuestas a estos riesgos. Sus modelos de negocio dependen más de la propiedad intelectual y los servicios que de la fabricación, lo que los convierte en una apuesta más segura a los ojos de los inversores. Esta divergencia está provocando una rotación de los fabricantes de chips hacia empresas centradas en software.
Aún así, el sector de los chips no va a desaparecer. Bloomberg Intelligence estima que las ganancias de los semiconductores crecerán un 40% en 2025, en comparación con sólo el 12% de la industria del software y los servicios. El comercio de la IA claramente ha entrado en una nueva fase.
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